El espíritu de Bolonia. Desde 1930.

Desde la parte trasera de su taller, Antonino Malaguti experimentó con las bicicletas antes de crear su primera gama de motocicletas. Y para 1958, el alma de Malaguti ya inundaba las calles de todo el mundo. En 2003 incluso estuvimos en los circuitos de carreras, compitiendo en el Campeonato del Mundo de 125 c.c. en circuitos como el de Suzuka.

Hoy, todo es diferente, pero nada ha cambiado. Hay un espíritu inconfundible que une a las motos Malaguti, ya sean antiguas o actuales. Un corazón, un alma y una energía únicos que viven en cada una de ellas, desde la primera que salió del taller de Antonino hasta la nueva generación lista para conducir hoy. Lo llamamos el espíritu de Bolonia.